3 Maneras en que Dios se ha revelado

implapintanaolivar
1 jun 2024
4 Min. de lectura

Actualizado: 10 jul 2024

Autor: Daniel Araya Rojas

Introducción

¿Cómo simples mortales, pueden conocer al gran Dios creador del universo?, ¿es posible tener un conocimiento verdadero de Él? El Apóstol Pablo nos declara que es imposible conocer al Dios verdadero por medio de la filosofía humana (1Co. 1:21), puesto que el ser humano por sus propios medios no puede tener un entendimiento correcto de Dios, el Señor se ha revelado a la humanidad en tres formas principales que se describirán a continuación.

1. La Revelación General

La primera es conocida como la revelación general, esto quiere decir que, a través de la obra creada por Dios, podemos apreciar la mano de un creador, quien diseño, construyó y sostiene todo el universo. Es tan evidente que la creación demuestra la existencia de un creador, que el Apóstol Pablo sostiene que nadie tiene excusa para no creer en la existencia de un ser superior. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Ro. 1: 20). Entendemos entonces por revelación general el universo y la naturaleza en sí. Sin embargo, la revelación general no es suficiente para tener el conocimiento necesario para la salvación, es por esto, la necesidad de la evangelización mundial, que lleve consigo el mensaje completo de la obra salvífica de Dios, en otras palabras, una evangelización que proclame y enseñe la revelación especial a todo el mundo.

2. La Revelación Especial

La segunda forma en que Dios se revela, es conocida como la revelación especial, a esto se refiere con una comunicación en la cual Dios transmite directamente a la humanidad quien es Él y cuál es su voluntad. El ser humano fue creado por Dios a su semejanza, esto considera la capacidad de comunicarse con su creador, el solo hecho de la existencia de comunicación revela un conocimiento y comunión entre las partes que participan del acto comunicativo.

Parte de lo que significa ser creado a la imagen de Dios es la capacidad de conversar con nuestro creador. Vemos en el Edén antes que el pecado entrara en el mundo: Adán tenía comunión con Dios (Gn. 2:15-17) El hombre fue hecho para hablar con Dios, para tener comunión con su creador. [1]

Esta cualidad de ser hecho semejante a Dios, le permitía al ser humano (Adán y Eva), tener una comunicación directa con su creador, a diferencia del resto de la creación, lo cual permaneció intacto hasta la caída. Desde entonces la relación se quebró, como también la comunicación directa de la cual el hombre gozó mientras estuvo en el huerto del Edén. Tras la caída, la humanidad perdió a su referente, aquel que le instruye de conocimiento y dirección. De aquí en adelante toda comunicación entre el Creador y la criatura va a ser considerada como un acontecimiento extraordinario, Berkhof prefiere definirlo como “revelación sobrenatural”.

Cuando se comunica al hombre en forma superior y extraordinaria, como cuando Dios le habla, sea directamente o por medio de mensajeros capacitados en forma sobrenatural.[2]

La definición de Berkhof incluye tanto revelación a través de una voz audible, como frecuentemente ocurría con los profetas (1S. 3, Jer. 1:4), como también a través de acontecimientos milagrosos (Ex.14, 2 Re. 6). La totalidad de la revelación que Dios quiso entregar a la humanidad, se encuentra plasmada en Las Sagradas Escrituras (La Biblia). La revelación especial, no solamente se limita a acontecimientos extraordinarios, sino que también incluye relatos históricos, salmos, proverbios y cartas (epístolas) entre otros géneros literarios que se encuentran en la Biblia.

3. La Revelación Personal

Vistas las dos anteriores revelaciones de Dios, falta un último tipo de revelación, la cual es fundamental para que una persona sea realmente cristiana. Esta revelación esta presente en el texto del Evangelio de Mateo: “Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. (Mt. 16:17). En este contexto Jesús les consulta a sus discípulos quien decían los hombres que era él, estos le respondieron indicándole que lo comparaban con algún profeta del Antiguo Testamento o incluso con Juan El Bautista. Todas estas respuestas eran equivocadas, aun cuando los judíos de aquella época eran teístas, no ateos, por lo cual aceptaban intrínsicamente la revelación general, ya que creían que la tierra es creación de Dios. Del mismo modo, muchos de ellos conocían muy bien Las Escrituras del Antiguo Testamento, por lo cual la revelación especial tampoco les era desconocida. Es así que tenían tanto a la revelación general como también la revelación especial. No obstante, no conocían a Dios. De este modo, la revelación personal corresponde a un momento en el cual Dios mismo se revela a un individuo de manera personal dándose a conocer. Nunca este tipo de revelación puede ser entregada por una habilidad humana o material, sino que únicamente es dad a través de la voluntad divina. Esto corresponde a que es Dios quien se acerca al ser humano caído y nunca viceversa. Este tipo de revelación no es en general para todos, sino que es personal para quien Dios decida revelarse.

Conclusión

La máxima revelación de Dios corresponde a Jesucristo, Dios mismo encarnado y habitando junto con su creación, (Jn. 1). En Hebreos capitulo uno, se reconoce esta verdad, de que Dios ha hablado a la humanidad muchas veces y de muchas maneras, mas en los posteros días nos ha hablado, o se ha revelado a través de su Hijo Jesucristo.

El hecho de que Dios se haya dado a conocer, significa que no es un Dios lejano e inalcanzable, sino todo lo contrario Él ha decidido revelarse quien y como es, en diferentes tiempo y modos, por lo cual Él desea que le conozcamos y que así podamos tener una relación real y personal con el Dios todopoderoso, creador del universo.