Relación entre el pentecostalismo y el principio de Sola Scriptura.
- implapintanaolivar
- 23 sept 2024
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 2 oct 2024

Autor: Daniel Araya Rojas
El principio de “Sola Scriptura” corresponde a uno de los cinco puntos fundamentales que se desprenden a modo de síntesis de la reforma protestante ocurrida en el siglo XVI. Este principio considera que solamente las Sagradas Escrituras, La Biblia, se eleva como la máxima autoridad, por sobre la tradición, lideres eclesiásticos y civiles, ya que es en sí misma a la Palabra Inspirada de Dios, (2Tim. 3:16; 2Pe. 1:21).
Para el pentecostalismo, este principio supone dos grandes desafíos. El primero corresponde a una carencia en la practica de este principio, ya que si bien, en la mayoría de las declaraciones de fe de las iglesias pentecostales se reconoce que la Biblia es la Palabra de Dios, muchas veces en las predicaciones se adolece de una adecuada aplicación, debido a que en ocasiones tratan más de testimonios que de una exhortación Bíblica, como también ocurre cuando se predica tomando pasajes de las Escrituras sacados de todo contexto, conduciendo a resultados que no expresan el verdadero mensaje del Texto Sagrado.
El segundo desafío en la relación del pentecostalismo y La Sola Scriptura viene de la crítica de quienes adhieren al cesacionismo, ya que para ellos la revelación de Dios terminó cuando se completó el canon bíblico, a diferencia de los pentecostales quienes consideran que aún en la actualidad Dios entrega revelación. Los Cesacionistas consideran que es una contradicción confesar La Sola Scriptura y a la vez aceptar la idea de que Dios siga entregando revelación extrabíblica. Es a esta critica, que se presentan a modo de bosquejo, cuatro argumentos en los cuales se asevera que el pentecostalismo no es contradictorio con el principio protestante de Sola Scriptura, sino que mas bien este principio es fundamental para el correcto ejercicio de los dones espirituales incluyendo el de profecía que considera en si mismo revelación de parte de Dios.
1. La era del Espíritu Santo. En el Antiguo testamento, se nos presenta la intervención del Espíritu Santo en determinadas ocasiones, obrando en algunas personas, entre ellos: jueces, reyes y en profetas. Aunque el deseo de Moisés de que todo el pueblo fuera profeta, (Nm. 11:29) no se cumple en el antiguo pacto, si acontece su cumplimiento con la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y discípulos, Hch. 2, sobre samaritanos, Hch. 8 y sobre gentiles creyentes, Hch. 10. Marcando el inicio de los postreros tiempos, profetizado por Joel, (Jl. 2:28-29; Hch.2:17), en el cual, la iglesia es dirigida por el Espíritu Santo, quien ahora obra de una manera sobrenatural, incluyendo el don profético, en los creyentes, sin distinción de edad, genero, clase social ni etnia.
2. Función de la profecía. En 1 Corintios 14:1-5, se describen tres funciones que establece la Escritura para el ejercicio de la profecía en la iglesia, estas son:
a. Edificación. (oikodomē), edificio; construcción. (No para destrucción).
b. Exhortación. (paraklēsis), exhortación; estímulo. La acción de apoyar o alentar seriamente.
c. Consolación. (paramuzia), consolación; alentar; animar. El acto de dar alivio en la aflicción.
Si bien, se entiende que en el ejercicio de la profecía es el Espíritu de Dios quien dirige al profeta, en ninguna de estas acciones se pretende entregar aporte canónico ni doctrinal que trascienda a la iglesia universal, sino que más bien el sentido siempre está dirigido a la edificación presente de los fieles pertenecientes a una determinada comunidad. Por lo tanto, el ejercicio profético actual no compite con la Biblia en autoridad como tampoco en universalidad.
3. Revelación no canónica. En el Antiguo Testamento se menciona en reiteradas ocasiones el reconocimiento del don profético sin que las profecías de las personas que lo ejecutaban quedarán registradas en el canon del A.T. Vemos el caso en 2 de Reyes capitulo 2, cuando a Eliseo se le acercan en Gilgal, Bet-el y Jericó los hijos de los profetas que sabían lo que iba a acontecer a Elías. Esto prueba que efectivamente estos profetas recibían revelación de Dios, pero además de lo relatado en este episodio, no quedó registrado en el canon Bíblico el resto de revelación que recibieron estos profetas.
Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento, las profecías que ocurren dentro de la Iglesia de Corintio no quedan registradas en el canon. En Hechos 21 se nos menciona que Felipe el evangelista tenía hijas que eran profetas, pero no se dice que fue lo que profetizaban.
De este modo, es claro que siempre han existido personas con el don de profecía, quienes han recibido revelación que no ha quedado en el canon bíblico, esto es tanto en el A.T. como en el N.T. No obstante aceptar esto, no significa negar la autoridad mayor de la Biblia.
4. La Biblia como base para interpretación de la experiencia. En iglesias pentecostales es posible apreciar manifestaciones espirituales, principalmente de profecías, siempre en todos estos casos estas experiencias deben ser examinadas a la luz de la Palabra de Dios, (Dt.18:22;1 Jn.4:1-6; Gl.1:8; 1 Ts.5:20-21). Tal es el caso de Hechos 2, cuando observadores viendo las manifestaciones del Espíritu en los discípulos dijeron que estaban ebrios, a lo cual el apóstol Pedro les responde que lo que ven es lo profetizado por el profeta Joel. En estos términos El Apóstol está interpretando la experiencia de pentecostés como el cumplimiento de una profecía del A.T. Esto es recurrente entre los pentecostales quienes examinan sus experiencias a la luz de la Palabra de Dios.
Conclusión.
Las Sagradas Escrituras anticipan un tiempo en el cual el Espíritu sería derramado sobre toda carne, acontecimiento que se cumple desde que la iglesia recibe la llenura del Espíritu Santo en el aposento alto, inaugurando el cumplimiento escatológico del inicio de los postreros días. Por lo cual, el don de profecía esta plenamente en ejercicio hasta el retorno de Cristo, (1 Co. 13:10-12). Este don es para la edificación, exhortación y consolación de los fieles de una comunidad local, no reemplaza en autoridad a la Biblia ni tampoco en su universalidad.
Confesar el continuismo de la revelación no es contradictorio con afirmar el principio de La Sola Scriptura, ya que la Biblia confirma la existencia de revelación no canónica, cuando ya existían libros canonizados, como la Torá en el caso de 2 de Reyes y el Antiguo Testamento en el caso de Hechos 21, ejemplos antes citados. Debido a que La Sola Scriptura no niega otros tipos de autoridad, sino que se impone como la máxima autoridad, ya que es La Palabra de Dios, los pentecostales examinan y disciernen sus experiencias y profecías contemporáneas a la luz de esta máxima autoridad. Por lo tanto, el pentecostalismo no contradice este principio, sino que recurre constantemente a el porque necesita interpretar la experiencia pentecostal para validad su veracidad.
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